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afectos, Buenos Aires, Eduardo Galeano, Galerías Pacífico, Renfe, Uruguay
Eduardo Germán María Hugues Galeano había nacido en Montevideo un día 7 de septiembre de 1940. El pasado 13 de abril en la misma ciudad se extinguió el fuego de este hombre notable, víctima de un cáncer de pulmón que supo darle alguna tregua allá por el año 2007.
Desde la adolescencia tuvo vocación por el periodismo, en aquella época dibujaba para el semanario socialista de su país y en sus ilustraciones se podía leer la firma Gius, adaptación criolla de su apellido paterno, hasta que optó por emplear el materno Galeano. Los años ´60 lo encontraron dirigiendo Marcha en primer término y Época luego, periódicos uruguayos atravesados por el pensamiento de la izquierda revolucionaria.
La obra que convirtió a Galeano en un ícono de la lucha por los oprimidos fue Las venas abiertas de América Latina, escrito en el año 1971 y prohibido por las dictaduras que supimos conseguir en este bendito continente. Militancia y pensamiento le valieron el destino del exilio en España donde vio la luz la revista Brecha y publicó Memorias del fuego, trilogía cuyo objetivo fue reivindicar las tradiciones de los pueblos originarios latinoamericanos.
Galeano habria de renegar con los años de Las venas… considerándolo el punto de partida de su obra, al juzgarlo parte de una etapa en la que no tenía la solvencia necesaria en política y economía por no haberse formado lo suficiente. Aún con esta estricta confesión, quienes lo hemos leído difícilmente podamos olvidar el análisis doloroso y certero de la conquista, colonización y expoliación de los recursos humanos y naturales de esta parte del mundo, preanunciado en el título que inicia la primera parte: “La pobreza del hombre como resultado de la riqueza de la tierra”.
Prolífico escritor, enamorado de las mujeres y amigo de sus amigos, recibió numerosos premios y distinciones, pero una de sus actividades favoritas era sentarse a tomar café y conversar con la gente en el Café Brasilero de su Montevideo natal, o bien darse una vuelta por la librería Linardi y Risso a curiosear las novedades literarias. Su profunda faceta humana se desprende de las páginas ilustradas de El libro de los abrazos, en las que pululan los afectos expresados en el abrazo fraterno, en el abrazo amoroso de los enamorados, en el abrazo de los amigos y en el abrazo que le ha faltado a tantos desheredados de esta tierra.
Con un abrazo lo despedimos, don Eduardo. Gracias por todo.
Galerías Pacífico
A fines del siglo XIX Francisco Seeber y Emilio Bunge diseñaron el edificio que se conociera como el Bon Marché argentino: Galerías Pacífico. A semejanza de la tradicional estructura parisina, arquitectura francesa, bóvedas de cristal y una importante cúpula central confluyeron en un ámbito refinado y elegante que se convirtió en un símbolo de Buenos Aires.
Concluida la Segunda Guerra Mundial los arquitectos Aslan y Ezcurra incluyeron murales en la cúpula central, y en el año 1989 el edificio fue proclamado Monumento Histórico de la ciudad. La maestría de Berni, Castagnino, Colmeiro, Spilimbergo y Urruchúa revistió la cúpula con alegorías de carácter universal, logrando un conjunto armónico en el que cada artista desarrolló su estilo personal.
Hoy Galerías Pacífico es el centro de compras favorito de los turistas que visitan Buenos Aires, en el que se pueden encontrar marcas tradicionales y diseñadores para todos los gustos. Y aquellos que les interese la cultura podrán disfrutar de actividades, exposiciones y ferias en el Centro Cultural Borges, que desde 1995 ocupa 10.000 metros cuadrados dentro del magnífico edificio, cuya riqueza histórica puede atisbarse en las visitas guiadas que se ofrecen diariamente.
La fotografía pertenece a la página web de Galerías Pacífico.
Rumbo a Uruguay
Susana cumple años y el festejo en la otra orilla del Río de la Plata ha motivado mi traslado para pernoctar en Buenos Aires, a fin de abordar al día siguiente el Buquebus que en tres horas arribará a Montevideo.
Los viajes con algún tramo en soledad son propicios para leer, reflexionar y deambular en grata compañía: la de uno mismo. La mañana se ha esfumado paseando por Galerías Pacífico y dando vueltas por el Centro Cultural Borges, y pronto llegará el momento de partir.
He guardado en el bolso de mano amenities que fueran gentileza del servicio de Renfe por el viaje en Trenhotel el pasado mes de noviembre. Pese a ser varios por su pequeño tamaño son buenos compañeros de viaje: no ocupan demasiado sitio y se transportan en un neceser flexible, también obsequio de la compañía española.
Cuando Galeano pasó por Mar del Plata, en el 2008 lo fui a escuchar en el Auditorium repleto de silencio y de ojos puestos sólo en él. Al finalizar me sumé a la fila con el primero de los libros que leí suyo “El libro de los abrazos” para que me lo firmara. Me asombró cómo recibía a cada uno en forma de espejo ( seria ese el libro que allí presentaba?) a quien le estiraba la mano, le estiraba la mano, a quien lo abrazaba, abrazaba de la misma manera, hola! hola…Miraba a los ojos con la profunda entrega que desafía el tiempo. Era una mirada del ahora, estaba allí presente. Tan ahí como lo está cuando escribo esto y lo estará cada vez que lo recuerde.
Hermoso post Bella, aqui estaremos a la espera de tus vivencias en tierras uruguayas!
Gracias por tu visita, mi querida Apre. Tal vez Galeano era un espejo en el que debemos reflejarnos, el mensaje que cada Maestro viene a transmitir depende de la mirada del alumno…
Aquí estamos de vuelta en tierras cercanas.
Un abrazo previo a nuestro próximo café.
Bellaespiritu y Apreciable. Sin parangón por estas tierras. Leer vuestros post y comentarios hacen brillante, sensible y ameno hasta el día más tortuoso y rutinario. GRACIAS ENORMES y MÁS GALEANISTICOS ABRAZOS
Gracias por tu visita, Jo. Me alegra que nuestras reflexiones acerca de Galeano hayan sido útiles en uno de esos días que resultan aciagos. Son ocasiones para desensillar hasta que aclare y aguardar que pasen.
Un abrazo para ti y gracias por tus palabras.
Me gustaria mucho conocer mas de Eduardo Galeano, no dudo que fue un grande. Lei las venas… aunque obligada en una materia de la universidad que tenia una vision muy extrema y antagonica a la mia, y no digo que no me gusto pero tuve sentimientos encontrados. Cuando lees algo de manera impuesta no lo lees con el mismo animo que si lo elegis, desde ya. Aunque es muy buena la narrativa. Despues nunca mas lei nada de el, aunque me encantaria. que decirte de galerias pacifico? Camino tanto ese shopping mientras trabajo, que muchas veces me aburro de ir siempre alla, aunque de algo que no me aburrro es de mirar esas magnificas pinturas y ni hablar del bellisimo arbol que colocan en tiempos navideños. Pueden aburrirme los negocios y sus precios desorbitantes pero es un lugar que destila arte y esplendor, que supo conjugar pasado y presente y recuperar esas magnificas pinturas. Ojala algo asi suceda con el majestuoso edificio que agoniza a pocos metros de estas Galerias, y es Harrods. Como leia en una Revista La Nacion, es parte de un Buenos Aires que fue, y poco a poco se desvanece. Beso enorme Bella, nos leemos que tengas una excelente semana!!
Gracias por tu visita, Estelita. Hay libros que es mejor leerlos cuando ya han transcurrido algunos años de vida y se tiene la experiencia y vivencias para comprenderlos, tal vez sea así con Las venas… en tu caso. Hay libros de Galeano menos contundentes e igual de intensos, es cuestión de buscar.
Galerías Pacífico es un paseo artístico en sí mismo, espero que recuperen Harrod¨s como ícono cultural, coincido con tu deseo en ese sentido.
Un beso grande y buena semana.