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alfajores, animal print, Día de la Madre, lobo marino, MAR, Marta Minujín
El domingo pasado se celebró el día de la Madre en Argentina, y más allá de la reunión familiar pertinente y los obsequios con que he agasajado a mi progenitora y he sido agasajada, la fecha evocó recuerdos de mi primer día de la madre, ésto es, aquel en el que estaba aún esperando el nacimiento de mi hijo que llegó dos días después, un martes de octubre, colocándome en el sitial romántico e ideal de la maternidad: madre joven con hijito en brazos, embelesada con su pequeño retoño.
Esa imagen, como todas los que nos rigen, se encuentra atravesada por estereotipos y mandatos: la madre compasiva, amorosa y dedicada, que ejerce su rol porque resulta inherente a la naturaleza femenina, que tanto se ocupa de sus hijos como del cuidado y atención de su familia. Esta concepción de la maternidad proviene sobre todo del catolicismo y de la construcción religiosa que giraba alrededor de la figura de María, la madre por excelencia de Occidente. Aún en la actualidad, aunque ejercemos roles en el mundo laboral y somos independientes en lo económico, hay un dejo de culpa al dejar a nuestros hijos al cuidado de otras personas para crecer en lo personal.
Porque ninguna referencia hubo en la conveniente construcción que determinó el lugar de la mujer en la sociedad durante veinte siglos, respecto de los aspectos oscuros de la Triple Diosa o Gran Madre, de donde provienen todos los arquetipos femeninos de las antiguas religiones paganas luego escindidos a partir de los monoteísmos con anclaje patriarcal. La madre puede ser tan amorosa como posesiva, tan dedicada como castradora, tan compasiva como intolerante; puede compendiar en sí en mayor o menor medida tanto los aspectos luminosos como los oscuros propios de las diosas de la sombra, como Kali o Sekhmet.
En tanto seres en evolución, reconocer e integrar nuestros aspectos oscuros resulta importante para transmutarlos: no es lo mismo la ira insensata que la fuerza que proviene de canalizar esa energía. Mal que nos pese, las oscuridades veladas atraviesan todas nuestras relaciones, y la maternidad en tanto vínculo no es ajena a esta realidad. En consecuencia, mirarnos interiormente nos enfrenta a aquellos aspectos que aún debemos trabajar y nos ayuda a perdonar a nuestras madres, porque la empatía se produce inmediatamente al reconocernos caminantes en constante aprendizaje, como ellas.
La fotografía reproduce el obsequio elegido por mi querido hijo, veinticuatro años después de mi primer día de la madre.
El lobo de mar de Marta Minujín
Marta Minujín es una artista argentina nacida en Buenos Aires en el año 1943, miembro del mítico Instituto Di Tella que revolucionó el arte desde una contracultura basada en el espíritu pop propio de los años ´60. Luego del éxito de La Menesunda, ambientación interactiva en la que el público recorría diversos espacios para recibir estímulos sensoriales, organiza diversos happenings, siendo uno de los más conocidos Leyendo las noticias, en el que envuelta en periódicos se sumergió en el Río de la Plata
Tras ganar la beca Guggenheim se estableció en Nueva York, y a partir de este momento trabajó en ambas capitales simultáneamente. Su consagración como artista de vanguardia se fue consolidando con intervenciones en el Museo de Arte Moderno y un espectáculo en vivo en el Central Park en el país del norte, y proyectos para descontracturar los mitos populares en el hemisferio austral como El Obelisco de pan dulce, obra que imitaba al monumento por excelencia de Buenos Aires, recubierta por 10.000 paquetes de pan dulce que fueron repartidos entre el público el último día de la exhibición.
El Museo de Arte Contemporáneo de la Provincia de Buenos Aires ha emplazado ante sus puertas un lobo marino realizado en hierro y metal desplegado, que fue cubierto con los envoltorios típicos de los alfajores Havanna. El alfajor es un manjar tradicional relleno a su vez de dulce de leche, originario de estas latitudes; lobo marino y alfajores son símbolos de esta ciudad, y el pasado 31 de agosto los envoltorios fueron repartidos entre el público para que los canjeara por un alfajor en cualquiera de las sucursales de la empresa Havanna.
El lobo de mar es una escultura cuya autoría pertenece a Marta Minujín, quien lo concibió como arte participativo y ha anunciado que su destino es la eternidad. El lobo luce ahora su pelaje definitivo: dorado, hecho de alfajorcitos de aluminio, deslumbrante ante el sol que le pega de lleno y lo convierte en la imagen icónica de esta zona de la ciudad.
Animal print
Concebido como el estampado cuyo diseño se basa en las pieles de diversos animales, se ha convertido en un clásico que se renueva año tras año. La conciencia ecológica y la lucha emprendida por las organizaciones protectoras de animales han disminuído la matanza de las diversas especies, y hoy se emplean por lo general materiales sintéticos que imitan las pieles codiciadas.
No obstante su retorno cada temporada, hay que tener cuidado al emplearlo para no caer en excesos reñidos con el buen gusto; los tonos negro o camel son buenos aliados del print animal en el guardarropas. Sin embargo, un balance con colores tónicos es posible y hasta puede establecerse un buen maridaje con los más vibrantes, como fucsia o verde limón.
Con la conciencia de no abusar de este estampado para no generar rechazo, sin equivocarse siempre se puede optar por un accesorio para acompañar el outfit, con especial atención en caso de reuniones laborales o académicas en las que resulta acertado el estilo menos es más. Y lucir alguna variante discreta: ante la disyuntiva de hierro, es mejor pecar por defecto y no por exceso.
Pues felicidades por esa maternidad… Y por el bonito regalo. No, no es el bolso, es tu hijo… 😉
Un abrazo
Gracias por tu visita y tus deseos, Pluma y Luz.
Un abrazo para ti.
En gesto de «tarde pero seguro» (no es cuestión de meter la pata en caso de atribuir maternidades) ¡Feliz día de la madre! Por supuesto me reconforta ver que el principal involucrado te agasajó convenientemente. Un beso.
Gracias por tu visita, Verónoca, y por tus palabras.
Un beso para ti desde la ciudad densa que presagia lluvia.
El día de la madre es una buena excusa para un festejo familiar, siempre hay un madre para agasajar y agarsajarse, las mujeres en general siempre hemos sido las encargadas de dar cohesión y fomentar la unión del grupo familiar (o la desintegración, pero ese es otro tema jaja que no nos alcanza a nosotras). Me alegra que lo hayas disfrutado. Tengo que conocer el Museo Contemporáneo, mas allá de algunas críticas creo que el artistico lobo ha sido disfrutado por la mayoría, a mi particularmente me encantó la obra, es muy original. Y comparto 100% tu apreciación del animal sprint!
Gracias por tu visita, Kari, y sí, hemos tenido roles preconstituídos con los que se ha hecho lo que cada una ha podido o querido.
El MAR es un lugar interesante, al alcance de la mano; en cuanto al lobo marino, hay gustos para todo; ídem con el animal print.
Un saludo para ti.
» Esta concepción de la maternidad proviene sobre todo del catolicismo y de la construcción religiosa que giraba alrededor de la figura de María, la madre por excelencia de Occidente» te leo y mi mente viaja hasta La Piedad donde Miguel Angel esculpió una imagen de una madre Maria más joven que su hijo y tan delicada y hermosa como descontamos era su alma ( y la de todas las madres…).
Y «la madre compasiva, amorosa y dedicada, que ejerce su rol porque resulta inherente a la naturaleza femenina» tiene su figura televisiva en Caroline Ingalls. Aunque como bien me recordaba mi hermana también estaba la Sra Oleson. Como madres tenemos de las dos. Y analizar nuestra propia sombra a partir de la mirada que sobre ellas tenemos es una tarea que algún momento debemos emprender, no?
Gracias por tu visita, Apre. Miguel Angel, como todos los artistas cuyos mecenas eran los papas, desarrolló en su obra la liturgia católica y la figura de María estaba en auge en ese momento histórico.
Y sí, como madres somos también luz y sombra, pero comenzar a verlo ya es un paso en el camino.
Un saludo para ti y para tu hermana.