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afectos, amistades, eternidad, Hotel Provincial, Sierra de la Ventana, tiempo
Del latín aeternitas, el concepto de eternidad alude a aquello que es atemporal y suscita una sensación de incomodidad. Al vincularse con lo ilimitado, las dimensiones de pasado, presente y futuro que tanto nos preocupan pierden su característica importancia. En la eternidad no hay tiempo, esa variable tan cara a la condición humana.
Si tomáramos como medida y ejemplo una jornada para conectar conscientemente con la cantidad de hechos, situaciones, eventos, pensamientos, emociones y el largo etcétera que integran cada una de nuestras 24 horas, permaneciendo alertas al instante y sin pensar en el antes y el después de cada suceso, podríamos concluir que cada día representa una enorme oportunidad para experimentar la atemporalidad.
Tal vez no somos capaces de hacer un ejercicio que parece tan sencillo por la negativa a considerar nuestra vulnerabilidad. Seguramente seríamos más conscientes y agradecidos con el instante si tomáramos nota respecto de la fragilidad de la existencia, pero también aquí las falsas certezas nos condicionan. Por lo general no nos complace pensar que ignoramos cuando será nuestro último día, y huímos de esta verdad inquietante con las construcciones soberbias de la razón.
Intangible, desmesurada, la eternidad se proyecta desde la enorme dimensión de cada día que va pasando y desde la inevitable fragilidad de nuestra existencia. Pero preferimos no profundizar en ella, dejarla para más tarde: a los seres humanos nos gusta engañarnos y pensar que tenemos el control sobre todas las cosas.
Aquelarre de viernes
No hay perspectiva más agradable para una noche de viernes que una reunión de amigas. Cenar en compañía de aquellas a quienes nos une un lazo de hermandad del alma y matizar las anécdotas de la vida cotidiana con la risa que brota, incontenible, es la medicina más efectiva para sanar heridas de cualquier índole.
Chinese food en casa, dijo Apreciable, y vistió dos mesas para recibirnos: la principal, rodeada de sillones en el living frente a la chimenea; la accesoria para el servicio de té, presidida por los cuadros pintados por su madre.
Vino tinto malbec llevó Marcela para acompañar las cuatro variedades de platos característicos de la cocina oriental; el parfait de chocolate blanco elaborado por Ale tuvo como correlato vino frío dulce tipo Mistela, adquirido por mí para estas ocasiones especiales en uno de los almacenes de la Ruta del Adobe, en Catamarca. Varias rondas de té y café matizaron la conversación prolongada, hasta que alguna de nosotras miró el reloj que marcaba más de las tres de la mañana.
Nos despedimos de Apre y un operativo de control de alcoholemia demoró nuestro regreso. Sin inmutarse Ale, conductora del vehículo, siguió las instrucciones del inspector de tránsito y la prueba arrojó como resultado contenido de alcohol cero. Las diosas, qué duda cabe, obran milagros respecto de las hehiceras que las honran.
Souvenirs de la Comarca
Sierra de la Ventana es un enclave único ubicado en la provincia de Buenos Aires, a 600 kilómetros de la capital argentina. Los paredones rocosos de las sierras conforman geoformaciones entre arroyos y cumbres; cascadas y toboganes de agua resultan la decoración natural de los senderos en los que el aire limpio y el silencio de la naturaleza invitan a desconectar del ritmo citadino.
El hotel Provincial es un antiguo edificio completamente remodelado, que data del año 1948 y funcionó como hotel desde 1965. El municipio de Tornquist concesionó el lugar en el año 2009 y en 2013 abrió sus puertas, habiendo sumado piscinas al aire libre y cubierta, casino y un confortable spa, añadiendo de esta manera las comodidades de un alojamiento de lujo a la privilegiada uicación natural frente al cerro Tres Picos, el más alto de la provincia.
Sostengo una vez más que un hotel también se destaca por los detalles que ofrece a sus clientes; en este caso, fue un placer arribar luego de varias horas de viaje en automóvil, pernoctar en la habitación amplísima y descubrir en el cuarto de baño no sólo productos clásicos: jabones de finas hierbas, lociones para manos y cuerpo y hasta sales de baño conforman el conjunto de souvenirs para los huéspedes de este elegante establecimiento de la Comarca.
¡Ese aquelarre de viernes lo pintaste genial! Tanto que ya estoy deseando de tener un día así con las mías. 😀
Besos.
Gracias por tu visita, Gema. Los aquelarres son encuentros matrísticos que estamos recuperando, hay que llevarlos a cabo con frecuencia.
Un saludo para ti.
Hola bella, justamente eso hablaba en mi ultimo editorial, en nuestro instante. Estar conscientes de que somos seres fragiles y no angustiarnos por ello, sino lo contrario disfrutar de nuestra vida. El mindfullness ayuda mucho para ubicarnos aqui y ahora. La comarca…! como me tentas con estos posts!! tengo que organizar algo en algun momento y conocer ese bello lugar. UN beso grande, buen finde largo que si lo miramos desde el aqui y ahora tenemos un monton de tiempo para disfrutar!! beso grande.
Gracias por tu visita, Estelita, te he visitado y leído acerca del mindfullness. Los orientales nos llevan ventaja al respecto porque tienen otra postura cósmica. Creo que el tema se vincula también con la conexión con el milagro, ya escribiré algo en estos días.
La Comarca…sólo es cuestión de proponérselo. Un beso y buen fin de semana larguísimo.
Nos cuesta aceptar que tenemos fecha de vencimiento. Mientras que, posponiendo ese «hallazgo» descartamos la eternidad y la fragilidad por partes iguales. Somos curiosos seres.
Seguramente el tiempo, con esa pizca de eternidad, se cuela en vuestros aquelarres.
Besos.
Gracias por tu visita, Verónica, y por tus apreciaciones. Tal cual, no queremos ver el momento de encontrarnos cara a cara con la muerte, y es una de las pocas certezas con la que contamos.
En cuanto a nuestros aquelarres, al disfrutar tanto el momento las variables temporales se esfuman.
Un beso para ti, primaveral.
Bella, me encanta ese cierre acerca de la reunión del viernes .»Las diosas, qué duda cabe, obran milagros respecto de las hehiceras que las honran». Agrego algo leído en el recurso de enseñanza, llamado Un curso de Milagros que afirma : «Los milagros son naturales. Cuando no ocurren, es que algo anda mal».
El tema de la eternidad y el tiempo será seguramente uno de los tantos hilos de Ariadna que nos guiará en nuestra próxima reunión.
Abrazos para vos y todos tus fieles seguidores…
Gracias por tus palabras, Apre. Tengo pensado escribir acerca del milagro y lo cotidiano, o algo así. Sincronicidad, le llama Chopra. Un curso de milagros es un libro para leer de a poco, tiene mucho para aprender, meditar y reflexionar.
Y sí, en el próximo aquelarre podemos debatir acerca de la eternidad, el tiempo y Ariadna también, con la versión del Minotauro de nuestro querido Cortázar.
Un abrazo para ti.
Muy interesante tu idea de vivir la eternidad centrándose en cada momento sin mirar hacia atrás ni proyectarse hacia el futuro. Un saludo, bellaespíritu.
Gracias por tu comentario, Evavill. Fue un disparador acerca del tema un curso que estoy haciendo, basado en una ficha de Rubén Makinistian, psiquiatra argentino con una plurivisión de la existencia.
Un saludo para ti.
Que tema tan complejo abordaste, el tiempo no podría dimensionarse sino fuera en función de la eternidad.Estar cara a cara con la muerte es una cita que podremos a lo sumo postergar, pero nunca cancelar, por tanto creo que afianzarnos en el concepto de lo eterno nos da esperanza de prolongación de esta vida a otras formas de existencia, apaciguando la angustia que nos genera la temporalidad de la vida. Y en esta breve estadía,pocas cosas resultan tan gratificantes como las mágicas noche de aquelarre que tan bien describis. Un enorme saludo a ti y a tus hechiceras amigas!
Gracias por tu visita, Kari. Creo que la eternidad es instantánea, aunque parezca una contradicción. Este instante que estamos viviendo, si hay conciencia plena, es eterno porque pervive. Pero no vivimos así, sino en el cotidiano desgaste de la falta de conciencia del aquí y ahora.
En cuanto a otras formas de existencia, particularmente creo en la rueda kármica pero quizás, como dice Pessoa: «vi a Isis, pero no sé si Ella existe…». Por eso son necesarias noches como nuestros aquelarres.
Un enorme saludo para ti también.